lunes, 11 de agosto de 2008

Violencia

Respuestas para la violencia juvenil



La violencia juvenil es un problema social grave, que obliga a buscar respuestas complejas y a integrar estrategias que abarquen la familia, la escuela y el espacio público.

No se trata de un fenómeno aislado, sino que se está ante una cuestión que afecta a la mayoría de los países y que es independiente de la posición económica.

La actitud violenta se canaliza en la escuela y, básicamente, en el espacio público. En general no es fruto de una iniciativa individual sino que se ejercita en grupos. En alguna medida, la violencia es un medio explorado en la adolescencia para medirse y encontrar un lugar entre los pares. Pero también a veces se trata de un ritual que marca la pertenencia a un grupo determinado —una banda, "tribu" o barra brava— de un modo que es capaz de dejar huellas irreversibles en terceros y en el propio joven.

El consumo de alcohol y de drogas desatan los mecanismos inhibitorios y disparan la violencia de los adolescentes, la cual en muchos casos tiene como trasfondo frustraciones familiares y faltas de expectativas sociales. El camino delictivo también puede formar parte de la práctica habitual de estos grupos.

En general, los problemas disciplinarios en la escuela suelen ser difíciles de resolver. En la calle, el efecto principal de la violencia es el vandalismo, aunque también con cierta frecuencia hay casos de peleas y de sucesos dramáticos como el que padeció el joven Matías Bragagnolo.

El desafío es contener los desbordes de violencia y prevenir la conformación de grupos que cultiven el vandalismo y la agresión. Para esto, se deben trazar estrategias que orienten a los adolescentes por caminos que no conduzcan a la destrucción.



La violencia juvenil es un problema grave que reclama respuestas complejas, que tengan en cuenta la familia, la escuela y el espacio público. Es un fenómeno que se extiende en casi todo el mundo

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